Otros nombres: Vaquilla, serrano
Zona: Mar Mediterráneo
El Serranus scriba, también conocido como Vaqueta o vaquita de roca, tiene un marcado orden territorial. Se mantiene confiado ante la presencia de buceadores y se atreve a desafiarlos con la mirada.
Pertenece al orden de los Perciformes y a la familia de los serránidos. Se caracteriza por tener una boca cónica en posición terminal. Su cuerpo alargado tiene una tonalidad marrón rojizo y está atravesado por franjas de color oscuro. En sus laterales tiene una mancha azul difuminada, sus mandíbulas son extensibles y sus dientes son puntiagudos.
Frecuentan aguas poco profundas, se mantienen muy cerca de las piedras para tener un refugio asegurado. Se mueven en praderas posidonias, fondos de piedras y zonas rocosas con acantilados. También se pueden ver en los tubos vacíos de poliquetos, equinodermos y en el interior de esponjas.
Viven en el Mar Atlántico (Golfo de Vizcaya, Mauritania, Madeira, Azores y Canarias), también habitan en el Mar Negro y el Mediterráneo. Son peces solitarios, nadan lentamente y se mantienen a una profundidad máxima de 30 m.
Tienen un tamaño promedio de 20 cm de longitud y pueden alcanzar los 30 cm. Pesan menos de 1 kg.
Se pueden confundir con otros peces del género Serranus, como por ejemplo el Serranus Hepatus o el Serranus cabrilla.
Son carnívoros y se alimentan de moluscos, crustáceos y pequeños peces.
Aunque su carne es buena, no tienen ningún valor comercial en la pesca profesional. Los pescadores aficionados utilizan el arpón, el chambel de fondo, el volantín o el anzuelo para capturarlos. Los cebos más comunes son los gusanos o las gambas.
Se trata de verdaderos hermafroditas. Esto quiere decir que son machos y hembras a la vez. Tienen la capacidad de fecundar sus propios óvulos, por medio de un proceso de fecundación interna. No obstante, se reproducen habitualmente por medio de la fecundación externa durante los meses de abril y agosto.
Se acercan a la orilla, ponen sus huevos entre las rocas del fondo y allí se quedan adheridos. Pueden duplicar su población en un corto período de tiempo.
Son comestibles y tienen buen sabor. Su limitado peso y tamaño los hace poco atractivos desde un punto de vista comercial. Se venden frescos como morralla para hacer caldos.