Zona: Mar Mediterráneo
Entre la familia de los Caproidae destaca una especie que habita a más de 500 metros de profundidad en el mar: el ochavo. Además de su nombre científico, también es llamado pez jabalí o verraco. Se le conoce como ochavo en referencia a una antigua moneda de cobre española, debido a las similitudes en cuanto a su forma circular y aplanada.
Este tipo de pez posee un cuerpo rombal de colores rojizos, una cresta vistosa y pronunciada a lo largo de la nuca, y unas aletas pectorales puntiagudas. La cabeza es pequeña, al igual que su boca, que aguarda una hilera de dientes que a pesar de ser diminutos, son lo suficientemente fuertes y útiles para desgarrar alimentos.
Al ser un espécimen tan llamativo, es preciso conocer las características y detalles más importantes con relación a su apariencia, hábitos y comportamiento. Estos datos serán de gran ayuda para entender mejor sus condiciones de vida.
Es muy normal encontrarlos en la parte occidental del Mar Mediterráneo y en el Océano Atlántico oriental, en las zonas rocosas, coralinas o llenas de fango. Suelen permanecer allí junto a otros peces de su misma especie, ya que tienden a formar grandes cardúmenes.
En las primeras semanas de vida no tienen una forma muy definida. En cuanto alcanzan los 4 centímetros comienzan a parecerse a los adultos, y luego, cuando están completamente formados, la diferencia entre los géneros es mucho más evidente.
Los machos tienen un peso aproximado de 75 u 80 gramos y una longitud de 13 centímetros. En cambio, las hembras son un poco más grandes, pues alcanzan hasta 15 centímetros y pesan hasta 85 gramos. No obstante, también se han encontrado ejemplares que superan los 25 centímetros.
Su hocico pequeño hace que solo puedan alimentarse de animales de menor tamaño, tales como gusanos, crustáceos, camarones y moluscos. Son carnívoros y tienen un apetito voraz.
En ocasiones, durante la pesca de arrastre, en la que se pretende obtener otros tipos de peces con fines comerciales, muchos ochavos quedan atrapados en las redes, cuyas dimensiones suelen ser de entre 30 y 55 milímetros.
Igualmente, hay quienes deciden atraer su atención de manera intencional con diversas carnadas, tales como los gusanos, un cebo que se emplea con frecuencia en la pesca costera.
La etapa reproductiva ocurre a partir del segundo trimestre del año, en los meses de abril, mayo y junio, sobre todo para aquellos que habitan en el Mediterráneo. Asimismo, los ochavos que viven en el Atlántico tienden a reproducirse en verano, entre julio y agosto.
Es preciso tener en cuenta que estos peces no son comestibles, por lo que no son del interés de los pescadores ni de los consumidores de pescado.
Aún así, pese a que su comercialización no es muy común, es posible encontrarlos en acuarios. Se exhiben para que muchas personas tengan la posibilidad de admirarlos y apreciar de cerca cada detalle de los ochavos.